La noche de sabina. ¡El musical!
(Estreno absoluto: 15 de diciembre de 2002 en el Teatro Cuyás.)
Seis actores y cuatro músicos en directo, dan vida a este musical dirigido por Quino Falero y que su autor, Ignacio del Moral, lo definía de la siguiente manera: “Se trataba de escribir una “comedia mágica”: la acotación de Hartzenbusch era toda una propuesta. Luego la cosa se desarrolló por sí misma, y, como ocurre siempre, se fueron incorporando elementos, imágenes e ideas; y quise hablar de más cosas: la realidad, los deseos, las apariencias... El resultado es “La Noche de Sabina”, con sus malos, policías, brujas, su pérfida vampiresa, su ladrón guapo, y en medio Sabina, con los pies en la realidad y la cabeza llena de deseos... y al fondo esa realidad que se hace notar a base de sonidos que suben desde la calle.”
SINOPSIS
Críspula, Ermengarda y Edelmira son tres brujas que se reúnen en crepuscular aquelarre para organizar sus maldades cada vez que se presenta la conjunción astral oportuna. Esta vez han venido a parar a la azotea de un edificio en un barrio viejo, muy viejo de la ciudad. Las brujas tratan de encontrar la maldad con la que disfrutarán esta ocasión, pero después de darle vueltas a todas las maldades posibles ninguna les satisface realmente y cualquier malicia que ellas inventen es superada por la realidad. Así que deciden, no sin ciertos escrúpulos, por una sola vez y sin que sirva de precedente, hacer algo bueno.
La azotea en la que se encuentran es la de la casa de Sabina. Sabina es una adolescente huérfana de madre que vive con su abuela sorda y un gato tiñoso. Las brujas, al descubrirla, eligen a Sabina como beneficiaria de sus bondades, pero ella se resiste a creer, como es lógico, que esas excéntricas viejas son en realidad tres brujas, así que se ven obligadas a tener que demostrar a Sabina sus mágicas habilidades. El deseo que Sabina les pide es: vivir una aventura romántica. Las brujas aceptan y disponen que esa será su noche: "La noche de Sabina".
Preparan el conjuro y desaparecen cuando entra en escena, corriendo por los tejados, Gerardo, un joven ladrón que viene huyendo con un collar de diamantes que ha robado. Gerardo pide a Sabina que le ayude, que le esconda porque lo vienen persiguiendo la policía y lo que es peor la perversa delincuente Vanessa que está rondando la ciudad con su helicóptero. Sabina con su ingenio y motivada por la admiración que siente por Gerardo le ayuda a burlar a unos y a otros. Al final, cuando ya el collar, después de muchos avatares, está en sus manos, Gerardo se despide a pesar del ofrecimiento de Sabina de formar junto a él un gran equipo. Gerardo le promete regresar y como agradecimiento le regala el valioso collar.
Las brujas aparecen en la azotea desenmascarándose de sus disfraces de Vanessa, policías y los personajes que han intervenido en la aventura de Sabina, todos excepto Gerardo que no era nada más y nada menos que el gato tiñoso de la abuela.
DEL AUTOR:
“Vista de tejados, torres y chimeneas. En el fondo, a la izquierda del espectador, dos buhardillas, y otra a la derecha, más cerca del proscenio, delante de la cual hay un terradillo, y en él una artesa. Es de noche, con luna.” ... Y, en realidad, de aquí salió la idea motora de “Sabina”. Se trataba de escribir una “comedia mágica”: la acotación de Hartzenbusch era toda una propuesta. Luego la cosa se desarrolló por sí misma, y, como ocurre siempre, se fueron incorporando elementos, imágenes e ideas; y quise hablar de más cosas: la realidad, los deseos, las apariencias... El resultado es “La Noche de Sabina”, con sus malos, policías, brujas, su pérfida vampiresa, su ladrón guapo, y en medio Sabina, con los pies en la realidad y la cabeza llena de deseos... y al fondo esa realidad que se hace notar a base de sonidos que suben desde la calle.
Ignacio del Moral
DEL DIRECTOR:
“La noche de Sabina es un cuento, un cuento de hadas, o un cuento de brujas que al fin y al cabo es lo mismo sólo que las brujas tienenmás sentido del humor y, como todos los cuentos, encierra un aprendizaje: que los deseos se cumplen.
De un texto teatral como el de La noche de Sabina surge la perfecta excusa para exportarlo a un formato, no menos arriesgado que el teatral en sí mismo, pero más amplio en sus líneas, aquellas del pentagrama musical. Cuando un intérprete canta las palabras de un texto es porque éstas no tienen otro soporte posible que el que da la música. La música es capaz de llamar a los sentimientos de forma inmediata, y al escucharla, no nos planteamos comprenderla, la música no exige ser comprendida, las palabras sí. Este juego de palabras y músicas conforman el atractivo de la puesta en escena del teatro musical.
Por ello, abordar la dirección requiere un trabajo complejo de coordinación de disciplinas artísticas, pero no deja de ser gratificante disponer de los máximos recursos para componer la acción, sobre todo cuando te sabes rodeado de un equipo artístico y de producción que afrontan las propuestas con rigor, imaginación y sobre todo mucha, mucha ilusión”.
Quino Falero
EQUIPO
Autor: Ignacio del Moral.
Reparto: Sabina, es Nati Vera; Gerado, es Tino Sánchez / Alex Naranjo; Ermengarda / Vaanessa, es Blanca Rodríguez; Edelmira / Sargento, es Salvador Morales; Crispula / Tina / Municipal, es Mari Carmen Sánchez; Colombófilo / Martínez, es Luifer Rodríguez / Diego Molero.
Director: Quino Falero.
Escenografía: Goyo Ucle.
Vestuario: Rosario Álvarez.
Maquillaje y peluquería, Berta de la Guardia.
Iluminación: José Manuel Guerra.
Espacio sonoro: Aristides Moreno (música original).
Dirección musical: Javier Cerpa.
Músicos en directo: Teclados, Rafael Santana; Guitarras, Paco Marín; Bajo, Santiago García; Batería, Suso Morales.
Realización audiovisuales: Juan Carlos Falcón.
Coreografía: Natalia Medina.
Maestra de canto, Beatriz Alonso.
Ayudante de dirección: Claudio Martín.
Producción: La Luciérnaga Producciones.
Productor Ejecutivo: Santi Gutiérrez.
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PRENSA
La Luna del Cuyás (Descargar PDF)
El musical canario "La noche de Sabina" lleva la fantasía también al Guimerá.